1. |
3X
08:00
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Jugabas con tiestos,
transplantando los acordes del mediodía
a los lugares que escondías pero nombrabas, libre de todo,
libre de mí.
Preguntabas por las hojas
de invierno que nadie ve caer,
por los pájaros que nadie ve morir, por los boleros que nadie baila.
Pediste una colmena de abejas
para que hubiera miel en casa.
Te quejaste por la dulzura rebajada. No lo entendiste,
una hace lo que le nace donde llora,
porque una llora donde
Pediste, pediste, diste, dis....te pedí.
Te pedí.
es enjambre.
Fui acusada
por las esquinas afiladas
que se reían de nosotros
en el marco de aquel cuadro que montamos.
46
Abandoné la causa que entre gemidos defendía como el ideal del encuentro de 412 huesos que bombeaban una delicada búsqueda de rotos y afecto.
Estuve esperando a que vinieras a maldecirme acurrucada en el silencio
que dejó la puerta sin portazo.
Estuve recitando a Benedetti apegada al rezo que espera que vengas a reclamarte como eras.
Planté el hambre, todo al mismo tiempo.
Ahora nacen margaritas
de los borradores que empezamos,
libres de todo, libres de ti.
Duermes a mi lado,
acurrucado,
un ovillo de piel morena
con una cicatriz enorme en la mano. Escucho respirar a las dunas
que descansan a nuestra espalda.
No quiero dejar de mirarte y resulta que esto
es una despedida.
Duermes,
respiras en calma
como si nadaras en tu primer agua,
ajeno a las interrogantes que desean ser pregunta.
¿Qué te duele que ya fue herida?
¿Cuántas veces has besado a la muerte en la boca? ¿Qué callas cuando hablas y hablas?
Ojalá nadie te dome,
seguro que fantasea(mo)s con ello, ojalá nadie te dome.
Duermes,
Ofreces espejos
que rompen cualquier intento de ser otra. La nubes encendidas señalan
las luciérnagas que atrapas en el cuello.
Te miro,
pase libre
para el espectáculo de tus espinas dormidas.
Voy a quedarme despierta
observando el tiempo que nunca termina en nosotros
y que no hablará
ni de ti
ni de mí.
Lo peor de todo
no fuimos tú y yo jugando a las casitas pensándonos libres.
Lo peor de todo
no fuiste tú fingiendo ser otro ni yo creyendo saber la que era.
Lo peor
es darme cuenta ahora
de todas las veces que no te vi
porque apostábamos a la mejor ceguera, de todas las que no te susurré
porque perdía la voz fuera,
de todas las veces que permití
que el hielo atracará (en) nuestra casa.
Lo peor de todo es darme cuenta
de la fuerza de la razón por tenerla y
de las veces que versaba en nuestra contra.
¿Quién barre este destrozo ahora que todo encaja? ¿Qué hago con el frío?
Ojalá volvieras esta noche
para jugarnos
a favor.
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2. |
Bailarnos los pies
01:06
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BAILARNOS LOS PIES
Nos aterra dejarnos al azar,
caer en la tierra sin techo,
abrir las entrañas a lo desconocido
y ver el cielo.
Nos aterra soltarnos, decidir,
montar el escenario, bailarnos los pies
y volar.
Nos aterra el silencio,
no vaya a decir al fin
quiénes somos en realidad.
¿Quiénes somos en realidad?
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3. |
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LA TRAICIÓN DE AMARTE
Tardamos varios pedazos de amor propio en irnos de donde no nos queremos. Confundimos lo reclamado con lo amado, la necesidad con la decisión consciente,
lo forzado con lo puro,
la comodidad con la plenitud.
Tardamos varias heridas
en irnos de donde no nos queremos.
Le tarareamos a nuestra mente adicta a lo conocido que nos quieren o peor aún que nos necesitan
y que eso es suficiente mientras sangran
las mismas palabras que decimos, << o no las decimos >> << que siempre las decimos aunque sea en la cabeza >>.
Huimos del lugar nuevo donde nos aman porque no recordamos el amor pleno
y nos da miedo.
Nos alejamos de la posibilidad de amarnos
no vaya a ser que nos veamos tal y como somos y nos sintamos merecedoras,
transformando así la culpa que heredamos,
que mamamos
y que aprendimos.
¿Cómo vamos a traicionar al vientre?
¿Hay que nacer de nuevo? ¿A quién hay que matar?
Culpa de egoísta por no estar, culpa de puta por desear,
culpa de perezosa por no llegar, culpa de boca chancla por molestar, culpa que nunca llama a la puerta.
Mucha, mucha, mucha
culpa que sostener
para sentirte tu misma sin ella,
para crear eso que deseas
aunque la desidentificación duela, aunque te conviertas en la funambulista de la que no reconoces.
La traición y la desobediencia van a (a)Marte. Preséntate a ti misma.
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4. |
disPARA
02:41
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5. |
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24 COSTILLAS Y UNA TRISTEZA
Esa soledad que se sabe salvadora, que reconoce que es mejor una soledad compañera que una compañía dolorosa. ANDREA VALBUENA
Esa tristeza que te llama, que te pide,
como quien sabe que si no la dejas entrar
una mañana al sentir el agua de la ducha en la cara estallas.
Esa tristeza que prefiere estar mojada a confesarse vulnerable en el desagüe.
Esa tristeza que te reclama como quien siente
que si no la dejas salir forzará la puerta
para acompañarte dichosa de hacerte sombra.
Esa tristeza que respira contenida,
en el diafragma que pide una bocanada de aire fresco, en las 24 costillas que se agarran a las vértebras y al esternón como tú y yo nos sosteníamos,
orgánicas, hechas cartílago,
saltándonos toda coherencia
sin permitirnos respirar,
agarrándonos a los recuerdos
y a la vez echándolos
a dentelladas.
Esa, justo esa, es la tristeza que se filtra
en la mancha de humedad encima de la cama,
cansada de lluvias negando paraguas y de verbos juntas.
Esa,
es la tristeza
que pide tregua.
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6. |
inMÓVIL
04:00
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Hambrientos,
las agujas nunca dejan de hacer
tic, tac,tic,
tac,
prisa, ya.
Hambrientos,
abrumados por lo mejor que nos contaron, por el éxito que nunca llega,
bailando entre el éxtasis de los sentidos
y el agujero existencial.
Hambrientos,
colgados de ideales de pantalla, de caras maquilladas,
ávidos de creernos el cuento, no vaya a escampar
y caigamos en la claridad
de pensar algo nuevo.
Escapistas de nuestro propio cuerpo, anestesiados por botellas de vidrio, drogados con afecto forzado.
Hambrientos,
buscando la cura menguados para enfermar.
Inmovilizados por lo que agarramos.
Móviles
que reducen la movilidad,
móviles de almohadas,
de buenos días por la mañana,
de compañero de water,
de pasatiempo en la parada,
de calmante en el silencio,
de diccionario en la mesa,
de respuesta,
de despiste si algo duele,
de comer y de cenar.
Móviles dueños de todas las esquinas de la casa, móvil entre tú y yo,
en el sofá,
en el ascensor,
en la terminal,
en el avión,
en la cola del pan,
en las aulas.
Móviles
de escaparate para criticar, de crítico para comparar, de miren,
de soplen velas,
de testigo de bodas,
de vacaciones.
101
Móviles de espejo en espejo,
de concierto en concierto,
de desahogo en un audio o varios, de grabadoras,
de salva noches,
de creadores de insomnios.
Móviles de colores, encendidos 24 horas, 365 días al año, extensiones de manos, 2, 3 cámaras.
Móviles con la memoria llena, petada.
Móviles que ponen a personas en espera,
que recogen más atención ante una vibración que un bebé que llora.
Móviles ludópatas, empachados de vernos la cara, que eligen lo que comes,
lo que vistes,
lo que escuchas.
Móviles que se comen
niños. Descansen en paz....
102
Los momentos que matamos
por el ansia de volverlos recuerdo para coleccionar.
Descansen en paz nuestras retinas sobreestimuladas.
Descanse en paz el tiempo que ofrecemos
a un cuadrado que habla,
buscando los filtros que a la vida no le faltan.
Nos resistimos a lo cotidiano sin intermediarios.
Nos resistimos
a la magia.
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7. |
SOLedad
02:48
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Aquel martes de noviembre
apareciste al filo del cierre de la que escucha, con el pelo sediento y la vergüenza perdida.
—Voy a contarte una historia —dijiste.
Arrastrabas un tono bucólico en la saliva, exhalabas formas
que ajeno al lugar constelabas.
Quise secarte los labios de los destinos que te colgaban. Quise entregarte el sacro sin el peso
de los espacios anteriores a ti.
Sopesé el encuentro entre átomos hambrientos de paisajes. Previsión o anticipación,
no lo sé.
A veces no me queda claro cuál de ellas protege y cuál contiene.
Nada de eso nos salvó de la violenta intimidad, del choque de mis caderas abiertas
por tu lengua retórica,
del roce de la cabeza de tu fémur
amparado en el goce de mi vientre.
Nada de eso nos salvó de los rostros extasiados, de las representaciones gratuitas
patrocinadas por las heridas que se abrieron para contar historias pasadas.
No,
no hubo heridas de importancia.
No,
no hubo lamentos de despedida ni flores muertas.
No,
cada uno volvió a su estado solitario
con la naturalidad del cambio de estación, sin dramas de hoja y media.
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8. |
LIBREría
00:41
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Inclinas la cabeza,
señalas los libros,
—Coge el que quieras.
Sonríes bajito,
estoy a media comisura de ti,
del desastre que escondes.
Irremediable. Inevitable.
Accidental.
Acabo de enamorarme del caos de tus estanterías
y mucho temo
que no va a haber orden
que mande en este amor.
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9. |
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Yo, enganchada a las ventanillas
por si no hubiera mañana
aunque la cara de la moneda me sonría,
que he provocado crisis oceánicas para forzar oportunidades porque no soportaba la rutina, aunque la soñaba a escondidas.
Yo, que me he pillado abriendo herida para aprender a cicatrizar antes de tiempo
por si así rebajaba la cuota de dolor,
que he visto a la vida brillar en las arrugas del llanto de quien desea vivir más que nada en el mundo mientras revienta en medio
de un campo de minas de tristeza.
Yo, que he cambiado de talla a merced de antojos ajenos por miedo a no darla, que si me miras a los ojos
voy a bajar la mirada o a seducirte
más por seguridad que por meterme en ninguna cama.
Yo, que he vaciado el armario tropecientas veces y al ponerme toda la ropa he sentido frío,
que desconfiaba de la sagrada alegría
más por hábito que por ganas,
que echo de menos todo y todo el rato,
que me acostumbré a las despedidas de andén, de terminal y de bocas.
Yo, que deseo que me besen cada vez que me manejan los nervios de tan contenta,
con complejo de cremallera, que amo los domingos porque cierran
y los lunes porque empiezan.
Yo, que desayuno melancolía
que he aprendido a filtrar desde que la felicidad es un edredón blandito que elijo en las noches que escribo para des/cubrirme.
yo que ya, que yo, que ya, que yo, que ya, que yo, que ya....
Cuéntame tu historia
que la mía se ha deshecho
y ya no cuenta más que un cuento.
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10. |
Agua de Vivir
01:09
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Perdí el cuerpo en el Este, lo dejé solo,
enfermó,
enfermé,
bien/dito sea.
Me ahogué de ciego vacío, de tierra mojada
y piedras en la garganta. Luché a oscuras, mordiendo raíces
y masticando el vientre. Me reuní con mi cabeza, me reí de ella
y nos rompimos la cara. Doblé las rodillas,
rebajé el aire ajena a mis alveolos. Caí.
Respiré, respiré.
<< ¡Respira! >>
Encontré un cuerpo,
tapé los huesos con una manta y nos tiraron flores de colores. Ahora habito un hogar
con semillas en el pecho
y agua de vivir.
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11. |
Vórtice
01:51
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Quiero que esto acabe con nosotras,
que nos fulmine y reaparezcamos,
convertirme en partículas que caen en tu hombro.
Quiero que las palabras latan y nos escondan de todo del resto de pensamientos
que brotan y asfixian.
Quiero que nazcas y caigas, quiero pasión en blanco.
Quiero que esto termine con nosotras,
con este miedo de humo que arroja,
que nos parta en dos el desacuerdo,
que el mismísimo tiempo rehaga el puzzle, quiero que me acerque a ti
el mismo rechazo que me trajo aquí.
Quiero que esto acabe con nosotras,
Que nada de lo que escriba nos pertenezca, que nada de lo que digas nos convenza, me vendí al futuro
y mierda,
cuelgo de esta falsa seguridad.
Déjame que Te explique no quiero seducirte más, no esta noche.
Has vivido en varios cuerpos,
te han gemido en la cara.
Cuantas grietas por donde entras.
Quiero que esto acabe con nosotras, con los límites que estorban,
con los supuestos
que se atragantaron,
con lo que supuestamente vendrá.
Deja que te mire,
sin hablar,
se cayeron las tácticas,
quizá te seduzca un poco más, como cualquier noche
quiero hacerte el amor
y ya.
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12. |
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(Imagina que tú te abres y yo me calmo....)
Voy a darle rienda suelta a la tentativa que haces meses que vuela libre bebiendo de los ideales.
Eres una de mis mejores fantasías, disfrutemos de ella ahora que
tú eres pájaro
y yo agua.
Creo que te amo porque no te necesito y porque dejas que pregunte
cuando tienes miedo.
Ese miedo que nos defiende
de lo que sin permiso imagina.
Y de repente
te vuelves,
mientras cae sobre nosotros
la naturaleza del ser humano: amarse.
AMAIA LASA
Verás,
voy a darle rienda suelta a los intentos fallidos
que chillan a estas horas
en un amago de olerte.
Disculpa, soy una cobarde, a veces no enciendo la luz para no estar despierta y a menudo huelo a mis iguales.
Voy a darle rienda a la saliva salada
que desde las rodillas te pide.
Te imagino entre papeles que no entiendo
vestido de negro,
no puedo verte descansar la mandíbula en la cama. ¿Qué haces cuando te desvelas?
Voy a darle rienda suelta a tu lengua que cuelga de mi pezón izquierdo, lo lames,
tus manos juegan con mis pechos, las mías con tu pelo.
Excito las imágenes que invento
de la desnudez que nos mira.
Arde la humedad
entre la mano que masturba y la fantasía.
Ojalá dejara de imaginarnos y afinara las cuerdas para susurrarte:
Mira,
y si un día
por fin (nos) tocamos
y por principio hacemos el amor.
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